Por Miguel Ángel Gómez Polanco
Vaya lío en el que se ha convertido el tema Tiburones Rojos de Veracruz.
Después de que al equipo se le negara el acceso a la fase final por el campeonato de la Liga de Ascenso del futbol mexicano, debido a las deudas adquiridas y sin saldar por parte del aún presidente del club, el non grato Mohamed Morales, los planes de rescate para los escualos han tomado un rumbo vertiginoso que se antoja incierto, a partir del diálogo a distancia entre el gobernador Javier Duarte y el diputado local Fernando Yunes Márquez.
Mientras el vástago del excandidato a la gubernatura de Veracruz declara que “hace falta un buen samaritano” que salve al Tiburón de una inminente desafiliación del la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut), el mandatario veracruzano dice “coincidir” en ocasiones con éste, siendo esta una de ellas, y ofrece dejar saneado el club para, posteriormente, dejar a los Yunes operar al equipo.
La pregunta es ¿de dónde saldrá el dinero para dejar en números negros a los Tiburones Rojos? Es evidente que el Gobierno del Estado está haciendo su esfuerzo por estabilizar las finanzas de la entidad, sin embargo, los 45 millones de pesos que adeuda Mohamed Morales a la Femexfut y que, según él, “están pagadas en un 80 por ciento”, no dejarán de ser un pesado lastre para que Javier Duarte de Ochoa le haga la valona a la familia de los hoy panistas.
Si somos positivos, podríamos suponer que los 30 millones de pesos que le corresponden al Club Tiburones Rojos por parte del presupuesto para el deporte veracruzano –que sabrá Dios quién guardó- y que Mohamed Morales se negó a aceptar en su momento, ayudarían para saldar la deuda expuesta por la Femexfut. No obstante, lo que se les debe a proveedores y que ya reclaman, es una cuenta aparte que agrava la situación.
A estos cuestionamientos se suman las condiciones impuestas por Fernando Yunes para operar al equipo, entre las que se encuentran auditorias que, como él mismo dijo, “no importa si exhiben irregularidades con los apellidos Herrera Beltrán o Herrera Borunda”, además de transparentar todos los procedimientos financieros por los que han pasado los escualos y asear a la institución sin perjudicar los dineros de los veracruzanos.
Así pues, en este retador panorama, los aficionados quedarán a la expectativa de lo que suceda con su equipo, pero sobre todo esperando que así como Yunes y Duarte “coincidieron”, también lo hagan con los fanáticos y su necesidad de esparcimiento futbolero, que ante la negra situación que abraza a nuestro país, es un privilegio que con toda razón desean que se respete.
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