Probablemente al leer el título de esta columna, su pensamiento fue: “ay, qué ególatra es este periodista”. No obstante, con alegría confieso que no se trata de ninguna acción o juicio similar respecto al que suscribe, aunque de quien se trata, bien podría resultar una suerte de perspectiva desconfiada sobre su reaparición en Veracruz.
“No podemos dejar que nos suceda lo que pasó con Fidel Herrera, que trató de acabar con la crítica durante seis años para gobernar con toda impunidad como lo hizo”, leyó el otrora candidato a la gubernatura de Veracruz por el Partido Acción Nacional, Miguel Ángel Yunes Linares, en su regreso al panorama político del estado, acotando que no pretende señalar los errores del vencedor en aquella contienda, Javier Duarte de Ochoa, aunque en la misma misiva haya expuesto las desavenencias del mandatario estatal, recalcando en todo momento el encubrimiento hacia su antecesor, así como el “pésimo manejo” de las finanzas estatales, entre otros aspectos, hasta llegar al punto que hoy tiene a los veracruzanos en la zozobra: la inseguridad.
Y es que de acuerdo con el exdirector del ISSSTE, el gobierno estatal “tuvo que recurrir” al gobierno federal para afrontar la problemática de seguridad que enfrenta la entidad veracruzana, lo cual no es mentira, pero resulta curioso que sea utilizado por “Mayuli” para ofrecer un preámbulo de su verdadero papel como operador del candidato preferido del “presi”, Ernesto Cordero.
No obstante, esta fastuosa reaparición del expriista bien podría dejar al descubierto la verdadera naturaleza de la fraternidad sellada entre los gobiernos de Calderón y Duarte, la cual consiste en una “ayudita” que se cobrará partiendo de la opinión pública, con el objetivo de favorecer a los aspirantes a la candidatura panista, sin importar las preferencias.
Lo anterior se desprende después de que en el gobierno federal no están muy felices con los resultados de la “cooperación” pactada a través del programa “Veracruz Seguro”, cuyo emblema había sido encontrar puro muerto, por lo que ahora emprende una nueva estrategia a través de personajes que tienen la habilidad de aportar una grata dosis de controversia, y que junto a las capturas y presentaciones de delincuentes que han tenido lugar en los últimos días, representan una indudable presión para la administración de Duarte de Ochoa.
Así es que el implacable Miguelón regresó, para señalar, criticar y, según él, reconocer también los aciertos. Ahora la pregunta es ¿lo aprovechará el duartismo para componer su tan cuestionada labor? Ya se verá.
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