viernes, 7 de octubre de 2011

VÍA CRÍTICA / Bomba Molotov

Por Miguel Ángel Gómez Polanco

Sucedió: Reynaldo Escobar Pérez por fin renunció como procurador de justicia del estado y  quien dude que este hecho es inevitablemente benéfico, está en el error.
            No se puede tapar el sol con un dedo y es sabido que la administración de Javier Duarte de Ochoa, con altas y bajas, tiene una tarea difícil, que en esta ocasión le suma otra raya al tigre a través de la salida de un integrante más del imperio fidelista; ese que durante seis años, según analistas, guardó en secreto el acceso y operación de cierto grupo delictivo que, hoy, con la innegable ayuda del gobierno federal –y hasta de grupos paramilitares– es combatido por la seguridad de los veracruzanos.
            Y es que los resultados de “Rey” no fueron los esperados, porque simplemente no se podía esperar mucho de alguien que ocupaba una posición estratégica y no muy redituable en la lucha que hoy tiene a Veracruz en la mira nacional e internacional.
Asimismo, a la deficiente labor de “Kingnaldo”, como muchos le apodan, se le puede atribuir parte importante del desastre que impera en la comunicación del gobierno actual, al grado que la única salida fue “callar” a los funcionarios y nombrar a Gina Domínguez como vocera única, por aquello de los improperios que gente como Joaquín López-Dóriga o Ricardo Rocha, entre otros tantos, han aprovechado para cuestionar cualquier acción emprendida, específicamente por el Ejecutivo estatal.
Ahora lo curioso será saber quién ocupará ese complicado puesto, pues pareciera que el tema de la seguridad no ha sido precisamente el fuerte de la administración duartista hasta el momento –aclarando que no por falta de ganas– y, por ende, se debe postular a alguien que esté al margen del concepto que manejan aquellos “elementos” que fueron impuestos en el gobierno de Javier Duarte y quienes definitivamente no comulgan con la idea de mantener a Veracruz fuera de toda negociación por el territorio.
Lo bueno del asunto es que los resultados del siguiente procurador tendrán que ser rápidos, palpables y con una alta dosis de transparencia, pues el “legado” que deja Reynaldo es un lastre que le ha pesado al estado respecto a su imagen en el exterior y que, como dijera el grupo Molotov en su presentación durante el Hay Festival, cual bomba impregnada de verdad: forma parte de ese “lado oscuro” de la administración de nuestro país, a la que con mucho cariño le dedicaron la bonita canción que empieza con “p” y termina con “uto”.
Mientras tanto, a esperar y confiar en que la designación del gobernador, y respectiva ratificación del Congreso local, sea la correcta.



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