viernes, 12 de agosto de 2011

VÍA CRÍTICA / ¿Tiene razón Molotov?

mmmmcfkgfmlgPor Miguel Ángel Gómez Polanco

“¡Hey ya! tranquilo man, eres un parásito”, dice el coro de la canción interpretada por el subversivo grupo mexicano, Molotov.
            Pero ¿por qué iniciar este panfleto con una referencia aparentemente peyorativa? Fácil: para las próximas elecciones del 2012, poco más de dos millones de nuevos votantes tendrán en sus manos la posibilidad de participar en decisiones trascendentales para el país, y de estos, una cantidad razonable se suma a los siete millones de los denominados “Ninis” que habitan en México, según estimaciones del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles.
¿Aún no queda claro? Bueno, ahí le va otro dato. Según especialistas, un elemento que ha colaborado en gran medida para favorecer el incremento de “Ninis” en México, específicamente, ha sido la proliferación de agrupaciones que, valiéndose de medios como las redes sociales, principalmente, promueven la incursión de la juventud en este modus vivendi al cual califican como “infundado” por el grave e innegable rezago en las oportunidades educativas y laborales imperantes en nuestro país, algo que es comprobado por las cifras que arrojan varios de los estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
            En este contexto, por ejemplo, cito lo que en una de las redes antes mencionadas se puede apreciar con la denominada “A.N.O.” (Asociacion de Ninis Obstinados), que se describe como “una organización con ánimo de lucro (mucho lucro), cuya meta es conseguir subvenciones públicas para gastárnoslas en sexo, droga y rocanrol”.
            Esta “corriente” -que cabe destacar, se origina en España- pertenece a una comunidad de apertura e influencia mundial como Facebook, que ciertamente en los últimos tiempos ha resultado una herramienta informativa indispensable, pero también se puede considerar un arma para el fomento del ocio, principal característica del Nini en cualquier país donde se presente.
            Si a esto le agregamos la crisis que vive en la actualidad la juventud, en la cual confundir el espíritu revolucionario y el hastío, con una conducta antisocial y radical en perjuicio de la sociedad, el vehículo sería lo de menos, pues daríamos una vez más con lo que en nuestro país significa un problema, mientras que para las grandes potencias es una ventaja: la educación.
            Entonces, para lograr un avance palpable en los aspectos que le dan identidad de progreso a un país ¿que no lo principal tiene que ser poner más atención a la primera “Ni”, que se refiere al aspecto educativo? Todo queda para la reflexión… como siempre.



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