viernes, 25 de noviembre de 2011

VÍA CRÍTICA / Polis con silbato

Por Miguel Ángel Gómez Polanco

Iba en serio. La iniciativa enviada por el gobernador Javier Duarte de Ochoa al Congrego local, en la que se plantea la desaparición de la Dirección de Tránsito y Transporte del Estado para dividir las funciones de ésta entre la secretarías de Gobierno y Seguridad Pública, ha sido turnada a comisiones.

El resultado ya se puede vislumbrar, tal como ha sucedido con todas las iniciativas enviadas por Duarte de Ochoa. Un cambio se avecina y será determinante el replanteamiento de la normativa de Tránsito y, por otro lado, la que asuma la Secretaría de Gobierno en relación al Transporte.

Con base en lo anterior, las fracciones III y IV del Artículo 14 del documento en cuestión mencionan algo fundamental: “proponer al Secretario de Seguridad Pública los programas relativos a la vigilancia del tránsito en las vías públicas” y “proponer al Secretario de Seguridad Pública las medidas que considere necesarias para optimizar los servicios de tránsito a que se refieren la presente Ley y su Reglamento”, cita el texto.

Proponer: palabra clave. Por consecuencia, dotar de armamento a los “policías de tránsito” una vez que esta reforma tenga luz verde, es una decisión que debe ser analizada.

De esta manera, la oportunidad se abre nuevamente para que la dependencia más propensa a ser objeto de desconfianza, la SSP, demuestre su cercanía y consideración a través de un ejercicio de consulta ciudadana, tal como lo mencionara el regidor IX del ayuntamiento xalapeño, Omar Miranda Romero.

Y es que precisamente la Constitución Política del Estado de Veracruz establece que “es obligación del Titular del Poder Ejecutivo del Estado instruir las medidas necesarias para velar por la conservación del orden, la tranquilidad y la seguridad del Estado”, por lo que seguir haciendo cambios que generen intranquilidad en la población, no es algo que convenga ahora.

Así pues, aunque el “capi” Montano insista en que “hace tiempo” los agentes de Tránsito estaban armados y no habría por qué preocuparse de que esto vuelva a suceder, la realidad es que los tiempos, las necesidades y el contexto del Veracruz actual son otras y eso, es prioridad.



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viernes, 18 de noviembre de 2011

VÍA CRÍTICA / Los amorosos 2.0

Por Miguel Ángel Gómez Polanco

Decía Jaime Sabines: “el amor es la prórroga perpetua, siempre el paso siguiente”, y qué razón tenía. Hoy en día, la perseverancia no dio tregua al hartazgo y el temor, cosa que ha quedado demostrada por la izquierda mexicana.

            Salvo ciertas excepciones protagonizadas por alguien de nombre –tal vez irónico- Jesús, el amor se ha hecho presente para demostrar cuán importante debe ser la integración y dejar a un lado las fracturas.

Al día de hoy, dos “titanes” de la política en nuestro país, han cedido ante una democracia que muchos veían innecesaria al interior del partido que ha protagonizado la mayor cantidad de los desdenes sufridos por sus seguidores y reflejado en los resultados de las últimas elecciones, siendo ellos los perdedores más sobresalientes.

            Pero hay amor ¿qué más da? Se dio cátedra de comprensión, principal cualidad de ese sentimiento y virtud necesaria para la integración nacional.

            No obstante, lo más interesante de este concepto adoptado por el otrora presidente legítimo y cuya transmisión a la militancia perredista se ha convertido en todo un indescifrable suceso, podría traducirse, al final de todo, como una de las mejores alianzas partidistas en términos discursivos que se hayan dado en la historia de México, en el supuesto de que Chepina, la del “México Posible”, quedara como la abanderada albiazul rumbo al 2012.

            Sí, porque entre la “República Amorosa” de Andrés Manuel y la sensibilidad de la mujer que ha cautivado con su tierna voz, modo de conducirse y postura de respeto total hacia las instituciones y ciudadanía, podría darse un frente común y sin registro ante el IFE, contra el de Atlacomulco, que de momento festeja haber hecho a un lado a Marcelo, sin tener que meter las manos y con un 39 por ciento a favor en las encuestas de preferencia electoral.

            La única verdad en esto es que los achaques relacionados con el talón de Aquiles del mexicano, la violencia y el narcotráfico, jugarán un papel determinante en lo que logren los candidatos a la presidencia de todos los partidos, basándose en el amor por nuestro país y la motivación que el pueblo mexicano encuentre en este parámetro de gobierno, de urgente sensibilidad y humanismo.

            Ante este panorama, ya se pueden pronosticar las bases de una contienda que seguramente marcará historia, porque para Sabines, “los amorosos, callan”, pero para la política en México, se hará todo lo contrario en una ofensiva poco común, tratando de convencer al electorado de que lo que debe tocar sus corazones, sea todo, menos balas. Así pues, los amorosos 2.0 ya están aquí.



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viernes, 11 de noviembre de 2011

VÍA CRÍTICA / Libertad de percepción

Por Miguel Ángel Gómez Polanco

El 17 de diciembre de 1986 marcó un antes y un después en la relación entre el periodismo y el tema del narcotráfico en Colombia. Ese día, Guillermo Cano Isaza, uno de los principales referentes de la prensa en aquel país, muere a manos de Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín.

            Posterior al crimen, la prensa del país sudamericano jugó un papel determinante en la percepción que la ciudadanía tuvo sobre este y otros hechos, pues a través de un acuerdo ejercido por la totalidad de los medios de comunicación cafeteros, la información que se difundió en relación al periodista fue distribuida de manera estratégica, para abarcar cualquier hecho con el que se asociara y, con ello, formar una especie de frente informativo contra el narcotráfico.

            Este hecho dio lugar a otros a los que muchos atribuyen parte importante en la caída del cártel más poderoso del mundo, a principios de los años 90, pues según especialistas, dotó al pueblo colombiano de mayor confianza en los medios y, por ende, se logró una comunión en aras de fortalecer la denuncia ciudadana.

            Sin embargo, en México pareciera que sucedió todo lo contrario. El pasado 24 de marzo, más de 700 medios de comunicación impulsados por el duopolio televisivo dominante, firmaron un acuerdo que tenía como fin “limitar la cobertura sobre la violencia del narcotráfico”, así como “poner especial cuidado en el lenguaje utilizado por los traficantes en sus historias”.

            Y aunque esto pudiera ser benéfico en cuanto a un propositivo manejo de la información ligada al narcotráfico en México, la realidad es que la corrupción noticiosa en nuestro país es algo cada vez más palpable, sobre todo en el aspecto de la autocensura obligada en la que se han tenido que ver involucrados varios medios, algo que este acuerdo, sin duda, promueve, pero de forma masiva.

            ¿Cuál es el resultado de esto? Que no sólo la libertad de expresión se vea coartada, sino que la percepción de la ciudadanía y su consecuente confianza en las instituciones y medios de comunicación, dependan de un sesgo absolutamente desfavorable.

            Al final, hechos como los lamentables fallecimientos del secretario de gobernación, Juan Camilo Mouriño y su sucesor, José Francisco Blake Mora, podrían quedar sin explicaciones concretas, y menos, transparentes, no obstante que en ambos casos, por ejemplo, existan curiosas coincidencias previas a las tragedias, como la captura de Jesús Zambada Reyes, en el caso del primero, y la de Ovidio Limón Sánchez, uno de los principales operadores de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en el del tijuanense.




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jueves, 3 de noviembre de 2011

VÍA CRÍTICA / ¿Un verdadero cine veracruzano?

Por Miguel Ángel Gómez Polanco

A pesar de que la Dirección de Cinematografía del Estado asegura que no existe una cuantificación de las producciones extranjeras que se han realizado en el presente año, para nadie es un secreto que Veracruz siempre ha resultado un destino ideal para el Séptimo Arte, ya sea por la diversidad de escenarios con los que cuenta, o bien, por la presencia de mano de obra ciertamente barata, integrada por aquellos que han hecho del cine una suerte de utopía que espera ser valorada por sí misma.

            Y es que también es innegable que, aunque festivales como Filmarte intentan promover e impulsar a la juventud para concursar y competir en una plataforma de producción, está claro que dada la cantidad de talento existente, los apoyos debieran considerarse de mejor manera, en aras de establecer un verdadero semillero fílmico que actualmente está invadido de apatía y falta de apoyos reales.

            Con lo anterior no insinúo que el gobierno estatal tenga la obligación de proveer de dinero a los proyectos cinematográficos locales, pues sería imposible, sin embargo, algo que podría traducirse en una necesidad sustentable es la creación de algún organismo o instituto que ofreciera gestión y asesoría para la consecución de todos la recursos que una producción, desde un cortometraje, requiere.

            Esto traería varios beneficios, destacando dos, que son: la orientación en materia de desarrollo fílmico en todas las áreas, desde la concepción de la idea, hasta la obtención de recursos para la realización. Así también, la creación de una especie de “bolsa de proyectos”, la cual pueda ser presentada a la iniciativa privada para su financiamiento, pues es este sector en la actualidad el que realmente podría respaldar un posible surgimiento de cinematografía hecha en Veracruz.

            En ese sentido, el enemigo a vencer sería el desconocimiento, pues a pesar de la existencia de herramientas como el estímulo fiscal previsto en el artículo 226 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, cuyo aprovechamiento ha sido parcialmente explotado en México, la rentabilidad del cine aún es vista con desconfianza.

            Se dice que la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (CANACINE) entrará en un nuevo proceso de expansión y, por ende, Veracruz contaría con una delegación de ésta, con la finalidad de brindar este tipo de “guía”.

Sin embargo, tras el éxito de Filmarte y los galardones obtenidos por gente como Fabrizio Prada y J. Xavier Velasco, entre otros, se espera que el gobierno estatal también se interese por el fomento de un verdadero cine veracruzano.




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