domingo, 11 de marzo de 2012

VÍA CRÍTICA / La insufrible realidad: Mikhele y Cía.

Por Miguel Ángel Gómez Polanco
Fiel a su costumbre, el periodista Edgar Hernández publica en su columna “Línea Caliente” lo que podría significar un duro golpe a la susceptibilidad de cientos, puede que miles, de personas.
            “Cuando Mikhele decidió irse “con sus cuates” de farra el fin de semana jamás imaginó la rebambaramba que armarían sus padres porque “nuestro hijo fue levantado por la delincuencia organizada”, según el doctor Pedro Jiménez, atribulado padre del hijo que ahora se sabe es un malviviente alcohólico”, cita el texto del periodista que tiene en su haber reciente la difusión de escándalos como aquellas listas de pesonas y medios de comunicación que reciben sus “chayotazos” por parte del ayuntamiento de Xalapa.
Pero que lo diga de esta forma, no es raro para Edgar Hernández; las conclusiones, son las que cuentan. En primer término, legítima o no la "verdad" mostrada por Hernández en su columna, no dista de las consecuencias que la desconfianza en las autoridades y el pánico colectivo han acarreado, a raíz de la intromisión del crimen organizado en la entidad.
Si Mikhele "se fue de parranda", es lamentable, pero lo es más que haya sido difícil para las autoridades dar con él y que en un intento de tranquilizar el ambiente, se minimicen los hechos. ¿Se imaginan con quienes de verdad son secuestrados? Tan sólo en el Distrito Federal, por citar un escueto ejemplo, mil 872 niñas entre los 10 y 17 años, han desaparecido entre el 1 de enero de 2011 y el 13 de febrero de este año. Es decir, problemas como la trata, el reclutamiento de la delincuencia organizada y las desapariciones forzadas, son una realidad, incluso investigada y señalada por organismos internacionales como la ONU.
En segunda, pero no menos importante: el  gobierno de Veracruz, específicamente, parece que  ha perdido la noción del límite entre omitir información para no desencadenar la histeria de los ciudadanos, y la que debe ser mostrada para lograr lo contrario, o sea, una mayor certidumbre.
No obstante, con un matiz de ironía se destaca que quien asesora a Javier Duarte de Ochoa haya optado por decirle a éste que en lugar de precisar lo que presuntamente sucedió con Mikhele y que Edgar Hernández describe en su columna; mejor se guiara por la sutileza, casi al estilo de Vicente Hernández con su “Escuela para padres”.
“Deben acercarse y tener mayor comunicación con sus hijos” y “No podemos ponerle un policía a cada joven” fueron las dos frases del mandatario veracruzano, para hacer referencia directa al caso del hijo del investigador Pedro Jiménez Lara.
Así pues, la sensatez del Ejecutivo del estado, es incuestionable. El problema es que de la sensatez a la interpretación, el abismo puede ser tan grande como la suspicacia que se refuerza por las versiones que dan a conocer personas como Edgar, ante la falta de certeza en la sociedad civil.
Ahí está el caso de Gemma Mávil para graficar lo anterior: desaparecida desde hace casi un año y con las pruebas de su padre, Pedro Mávil, quien ha seguido los procedimientos que dictan las instancias judiciales para realizar las investigaciones pertinentes. Sin embargo y tristemente, Gemma sigue desaparecida y con un eco menor en su caso, tanto a nivel gubernamental, como de la propia ciudadanía.
Lo idóneo tal vez hubiera sido que la postura del gobierno estatal fuera clara y oficial: autoridades, familiares y conocidos son conscientes de que el caso de Mikhele, fue una mala pasada del miedo; que de una farra, el descontrol evolucionó a la solidaridad que ha empujado (quizás por necesidad) la presencia del crimen organizado en Veracruz.
A todo esto le agregamos desafortunadas declaraciones como las del subprocurador de Justicia en la zona Xalapa, Antonio Lezama Moo, quien demeritó las desapariciones en Veracruz, asegurando que en la mayoría de los casos se dan “porque se van con los novios o las novias”.

SUI GENERIS
El cometido debe ser preciso: todo el país muere de miedo y por lo tanto imagina, crea y desestima las labores de las autoridades, de forma totalmente justificada. Urge revalorar los modos en que se dirigen mensajes a la ciudadanía, así como que sea ésta donde se promueva la mesura, prudencia y confianza en lo que se hace, independientemente de que lo que diga Edgar Hernández, un servidor o cualquier medio de comunicación, amigo o conocido; el vecino o, en el más surreal y enfermizo de los casos, lo que le diga el perro.
Algo es cierto: no todo es malo, pues en definitiva el tema de la seguridad en México se ha convertido en algo que depende mucho del cristal con el que se mira.





Twitter: @MA_GomezPolanco
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Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com

*Si usted lleva gusto de fundamentar mejor este panfleto, le dejo el link de la columna en el que se basa, con autoría de Edgar Hernández:
http://serveracruz.com/columnas.asp?idcolumna=47

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