Por Miguel Ángel Gómez Polanco
Sorpresiva decisión se tomó este viernes 24 de junio en el Cabildo de la capital veracruzana: aprobaron que se solicite el “traspaso” de la corporación de Tránsito Municipal, al Estado.
Tal como sucediera con el presupuesto del Subsemun correspondiente a Xalapa, recientemente transferido al gobierno estatal tras la desaparición de la PIXBT, ahora se toma la decisión de pedir el traspaso de los nada gratos tamarindos xalapeños a la misma instancia, haciendo valer nuevamente lo contenido en el artículo 115 de la Constitución, en relación a los convenios de colaboración entre ayuntamientos y Gobierno del Estado.
Definitivamente la medida sería estupenda, sobre todo si se tratara de una corporación con niveles de corrupción nulos o medios, pero desafortunadamente no es así.
Las acciones para combatir el abuso que estos individuos cometen contra la ciudadanía xalapeña no han sido suficientes hasta ahora, y pasar el control al gobierno de la prosperidad, difícilmente podrá solucionar el problema si no se constituye como prioridad la dignificación de esta actividad.
Esto, por las declaraciones del Secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón –casi- inmediatas a la resolución del Cabildo capitalino, en las que se refirió a la incorporación de los elementos municipales a la Dirección de Tránsito y Transporte del Estado de Veracruz en los próximos días y la aplicación de los exámenes de confianza y capacitación; nada en alusión a la urgente necesidad de mejorar los términos laborales, económicos y humanos de quienes queden a cargo de la vialidad en Xalapa.
Lo preocupante del asunto es que, apenas el pasado 8 de junio, el mismo Buganza informó del despido de 50 elementos de tránsito adscritos a la instancia estatal, en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, por supuestos abusos al ciudadano, cuando por esos días Elizabeth Morales también informaba el despido de 8 agentes en Xalapa, por las mismas razones.
Entonces, si del ámbito estatal se despide a 50 agentes y en Xalapa se van 8 ¿qué es lo que está mal?
Este es un momento importante para que, tanto alcaldesa como Secretario de Gobierno, entiendan que el horno no está para bollos y que la demagogia ha perdido parte de su potencial.
Por eso, lo mejor es que antes de querer quedar bien con una sociedad que posteriormente sufrirá los mismos “mordelones” perjuicios, se establezcan las bases convenientes para el buen desempeño de estos uniformados, mal vistos y con una reputación difícil de corregir, pero derivada del mismo calvario que ataca a muchos mexicanos: la necesidad, ¿no lo cree?
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