Miguel Ángel Gómez Polanco
Estoy consciente de que probablemente el caso que expondré no sea de su completo agrado o credibilidad. Sin embargo, considero importante que se tomen en cuenta las repercusiones que pueda tener en la población cuya limitante, irónicamente, es el conocimiento –más no la inteligencia, aclaro-.
Primeramente, pongo en la mesa al programa Tercer Grado, transmitido por Televisa todos los miércoles, cuya conducción o moderación corre a cargo de Leopoldo Gómez, quien encausa las intervenciones de populares comunicadores como Adela Micha, Denisse Maerker, Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola, Víctor Trujillo y Ciro Gómez Leyva.
Esta emisión, de la cual se podría hablar mucho respecto al impacto que tiene en la audiencia, por ver a “los más importantes periodistas de México” interactuar, vale la pena ser analizado desde cómo puede influir esta aseveración en época electoral. ¿Estamos? Muy bien, sigamos.
Decía don Emilio Azcárraga Milmo: “Yo hago televisión para jodidos, porque México es un país de jodidos” y qué razón tenía. Aunque seguramente sabía del potencial que su empresa obtendría, quizás no imaginó lo cautivo que tendría al pueblo mexicano, al grado de representar un factor del que se derivan muchas de las decisiones más importantes que involucran al progreso de la nación.
Por ejemplo, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en México existen poco más de 56 millones de pobres, utilizando criterios para calificar como “pobre”, entre otros, la falta de una educación digna. Ah, pero de los 112.3 millones de mexicanos que habitamos el país –hasta el 2010, cuando ocurrió el censo del INEGI- el 92.6 por ciento tiene al menos un televisor en su casa.
No hay que ser muy perspicaz para concluir entonces que, además de jodidos, casi que “por naturaleza”, también impera una lastimosa alternativa educativa para aspirar ser un Homo Videns como el que define el autor italiano Giovanni Sartori, pero jodido.
Por esta razón es que a veces me cuesta tanto entender la queja de una infinidad de usuarios en las Redes Sociales que se la pasan criticando a Televisa y Azteca por sus “contenidos manipuladores”. Al final, todos terminamos siendo parte de ese circo diseñado para respaldar datos como los que el mismo Coneval concluye en las figuras del Estado de México, Veracruz y Oaxaca: tres entidades con la concentración mayor de pobreza en el país en los últimos diez años, y en el caso de los dos primeros, los que poseen las mayores poblaciones electorales de la República, mientras que el tercero, con el mayor número de municipios y repartición distrital.
¿Vamos captando? Sé que sí. Retomando, pues, lo que significa Tercer Grado y el concepto popular que recae en él ¿sabía usted que tan sólo el programa en el que estuvo presente el presidente Felipe Calderón Hinojosa, generó una audiencia permanente (es decir, que lo vieron “completo”) de poco más de cuatro millones de mexicanos? ¿Cuántos de esos “pobres, pero con tele” lo habrán visto? Asimismo, se anunció que en ese mismo espacio contará con la presencia de los cuatro candidatos presidenciales, a quienes se les aplicará, dicen ellos, “la misma dinámica” que al mandatario nacional.
Por lo anterior, es importante que como obligación ciudadana critiquemos, sí, pero que a su vez esto coadyuve para sopesar lo que significa la jodida educación que tiene por mayoría el país, basada en el consumo de productos televisivos que, manipulados o no, van dirigidos hacia el público más necesitado y dócil; ese que identifica como “líder de opinión” a quienes aparecen en los contenidos del duopolio que controla la comunicación en el país.
Luego entonces, una buena opción de aportación social sería que si en sus manos está poder compartir, departir y hasta convencer a esa gente de que razone mejor su voto y no se deje guiar únicamente por estas prácticas sesgadas que son elaboradas expresamente para controlar, lo haga. No por quejarse saldrán del aire, eso debe quedar claro.
SUI GENERIS
Recuerde: comienzan 90 días de carrera, batalla, espectáculo y, espero, de propuesta y sorpresas de esperanza. Están los viejos, los que están y los del cambio ¿cuál es la mejor opción? Usted lo decide. No son las encuestas, no somos los medios de comunicación; es usted, porque la batuta es su criterio y las boletas su orquesta.
En sus manos está el rumbo de país, no en las de ellos, nuestros empleados. ¿Le interesa participar? Ojalá que sí. Por todos, por México; infórmese, analice, exija y vote. Para que se pueda, hay que ser parte de ello. Comienza el verdadero show; comienza el proceso de una nueva oportunidad. Va de nuez la transición.
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