Miguel Ángel Gómez Polanco
Es un hecho: la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota ha adquirido tintes trágicos, debido principalmente a la mala planeación y capacidad de respuesta de la gente que la rodea y de ella misma, en un reflejo fehaciente de la crisis que vive el panismo y que con seguridad, concluirá en una de las derrotas más lamentables que se hayan visto en las últimas elecciones.
Y es que no obstante la forma tan obscena con la que han iniciado los ataques albiazules contra Enrique Peña Nieto, principalmente, ponen en tela de juicio la verdadera competencia y claridad en el desempeño de Vázquez Mota, cuyo afán de creer y hacer creer al electorado que ella y el priista son “los de arriba” y entre quienes se decidirán los comicios, raya en lo preocupante y expone dejos de obsesión e incapacidad para reconocer que la batalla demuestra poco a poco que ya no la incluye.
No obstante, los cuestionamientos de Chepina han sido dirigidos a situaciones tan inverosímiles, que ponen a la candidata en una posición de notable desconocimiento o desconcierto respecto al verdadero estatus de la carrera rumbo a la “silla mayor”; por ejemplo, lo que sucede en las redes sociales, donde ha clavado su cruz con diversos errores cometidos. Sin embargo, contrario a lo que parece, destaca que esto no significa un indicador decisivo, pues tan sólo el 9 por ciento de la población mexicana acude semanalmente a la consulta del Internet, tanto en estas plataformas como en medios digitales generales, de acuerdo con el IBOPE.
Asimismo, la “colaboración” que han emprendido diversos sectores del país para aislar la competencia y dejar claramente en zona de confort al abanderado priista -y que también sustentarían la falta de pericia de Vázquez Mota- no es suficiente para que levante la panista. Recientemente, el consorcio televisivo de paga con mayor número de clientes en México, “Yoo”, ha retirado de su oferta los canales de CNN, el canal 11, 22, y la BBC (factores de “riesgo” informativo para el electorado, debido a su potencial de crítica y concientización) lo cual sumado al 66.5 por ciento de mexicanos que acuden a la televisión abierta por semana, deja el terreno fértil para manipular los contenidos a través del duopolio que controla la radio y televisión del país, pero que ni así han sido aprovechados en su totalidad por la panista.
Lo anterior, sumado a las mentiras y confrontaciones que la han caracterizado, continúan impulsando la debacle de la también escritora de libros de auto-superación.
En este renglón, debo decir que me parece ciertamente ingenuo que Josefina Vázquez Mota "acuse" al periodista Federico Arreola de "orquestar" una campaña en su contra, argumentando que éste "utiliza" al círculo Obradorista para atacar su supuesta posición de "puntera" junto con Peña Nieto. No obstante, aunque no suena descarado que el señor Arreola pudiera estar siendo financiado por el priisimo, escudado en su "amor" por el candidato del Movimiento Progresista para generar voto útil a favor de Peña Nieto (además de subestimar el potencial de la campaña de Andrés Manuel); las aseveraciones de la panista demeritan notablemente el criterio de los jóvenes y simpatizantes en general de AMLO, insinuando que son "víctimas" irracionales cuya única intención es nadar contracorriente y descalificar a la candidata más incapaz que ha tenido el PAN en los últimos años.
SUI GENERIS
A Chepina le llueve sobre mojado y ya no sabe cómo quitarse de encima el pago de los incontables errores que ha cometido -y sigue cometiendo- en su aspiración presidencial, sin pensar que para la realidad del país, la palabra "cambio" tiene dos nombres: Enrique Peña Nieto, porque su triunfo, más el de la inminente mayoría priista en el Congreso de la Unión, facilitaría la aprobación de las reformas que requiere el país (aunque esto también se pone en entredicho, después de la anuencia del Senado a la reforma al Artículo 24 constitucional, respecto a la libertad de culto, que ha sido turnada a los Congresos locales para darle luz verde en 16 de ellos y entonces proceder con la modificación); mientras que en el caso de López Obrador, significaría un giro radical en las políticas de gobierno que en definitiva, merecen una oportunidad para ser evaluadas. ¿Cuál será el siguiente movimiento de Josefina? Ya no me atrevo a ni a suponerlo.
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