sábado, 14 de abril de 2012

VÍA CRÍTICA / A 15 días, perfiles definidos

Miguel Ángel Gómez Polanco


En todo proceso electoral, la primera parte podría definirse como la de “conocer” a los candidatos y formar un criterio basados en sus perfiles. ¿Quiénes son? Su comportamiento y la identificación de los principales puntos de su plataforma, forman parte de esta primera etapa que podría estar cumpliéndose a 15 de iniciar campañas.
            Sabemos que hay un candidato que se considera en zona de confort; ha confiado en la tremenda estructura que su partido le ofrece y que le ratifican sin problemas algunos gobernadores, como el de Veracruz, que lo acompañó recientemente en su gira por este estado. Además, el estatus de dócil ignorancia mayoritaria que poseen más de 56 millones de mexicanos en la pobreza, le ofrece cierta seguridad, junto con el apoyo mediático e inversión en publicidad superflua, pero efectiva para la realidad del grueso de la población votante.
            De su propuesta, se puede decir poco. No obstante, destacan las reiteradas ocasiones en las que ha manifestado que diversas acciones emprendidas en los últimos 12 años -bajo la administración panista- continuarán; algo demostrado con la paralización de reformas estructurales que el país requiere y que, de llegar este personaje a la presidencia, se “ajustarían” y verían luz verde, ante la posibilidad latente de hallarse en el Congreso de la Unión una mayoría de su mismo color.
            Asimismo, la única mujer en la carrera ha encontrado en la gente que la rodea a su peor enemigo. Los continuos errores de apreciación, sumados a la incapacidad de resanarlos ante la opinión pública y el populismo practicado por sus dos principales contendientes, podrían estar sepultándola antes de tiempo.
            En un principio se intentó darla a conocer con una imagen cándida, “femenina” y familiar; posteriormente, con una mayor dosis de carácter que irónicamente la expuso a desaciertos que ya no pueden ser considerados “mínimos”, desde los encuentros con una juventud desesperada y la incapacidad de responder lejana a la demagogia que ha promovido dicho hartazgo en la sociedad, hasta la repetición de resbalones logísticos que hoy por hoy, la tienen en el ojo del huracán de forma por demás negativa.
            Su propuesta está repleta de un falso pragmatismo encausado a la institución que representa. La plataforma contiene una buena dosis de continuidad en varias acciones; lo malo es que es precisamente por su extracción partidista que podría tener el mismo futuro que el pasado del presidente saliente: ser frenado por las mayorías opositoras. Carente de credibilidad, con un discurso plano y sin matices que inspiren confianza, la “Jefa” no se logra reincorporar en la pelea, confundiendo a su adversario principal e insistiendo en hacer creer que la batalla está entre ella y el de Atlacomulco, cuando es el experimentado “amoroso” al que tuvo que haber frenado primero.
            Y es precisamente éste último el que ha dado el salto cualitativo más sobresaliente, aunque en el cuantitativo queden reservas, debido a la mala costumbre de creer en las encuestas. Basado en una campaña emocional que hasta ha tolerado la incorporación de figuras históricas en el enfrentamiento con la corriente que representa; el del Movimiento Progresista sigue al pie de la letra su estrategia fortalecida tras el correr de seis años.
            Con más madurez y menos arrabal, dejó a sus adversarios de los dos principales partidos políticos del país que se “hicieran cachos” entre ellos desde sus precandidaturas, sin entrar en el juego de la malversación y observándolos desde su trinchera.
            Ahora, con parte de la artillería pesada de su discurso andando, este personaje contempla su poder de convocatoria y populismo como el sostén de su campaña, centrándose en una propuesta que se distingue por medidas que eximen hábilmente la participación del Congreso de la Unión, para que en caso de contar con mayoría opositora como presidente, puedan darse cambios palpables desde el primer minuto de su administración, para después dar paso al diálogo y la conciliación.
            Por último, pero no menos importante, tenemos a la opción de la rebeldía magisterial, quien ocupa un lugar gris en la contienda y que servirá únicamente para “jalar marca” y aportar voto útil, el cual será con seguridad utilizado por la líder vitalicia del partido que lo respalda para, fiel a su costumbre, intentar chantajear a quien resulte vencedor, con el argumento de que el “Charly García” mexicano quitó votos a sus adversarios.
            En su propuesta no lucen hasta el momento soluciones sistemáticas y centra su discurso en una postura luchona e insurrecta, intentando captar la mayor identificación posible con las “necesidades” de la ciudadanía, al grado de significar por momentos el intento de redentor en una inútil utopía.

SUI GENERIS
Una vez conocidos los perfiles de quienes pretenden gobernar el país, el paso más prudente a seguir será el de analizar a fondo sus propuestas y evaluar las condiciones en las que se encuentran los colores que cada uno representa, haciendo uso del “derecho” partidócrata que se nos obliga practicar, compartiendo y sometiendo a juicio colectivo los beneficios que brindarían dichas instituciones, pues es claro que las crisis internas están presentes y esto podría afectar severamente el desempeño de quien ocupe la tan anhelada silla de Los Pinos.


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