La
inercia de la pobreza en las campañas presidenciales, principalmente, ha
desembocado en un repudio que se manifiesta con la voz de la gente,
motivada por un hartazgo aletargado que, de la mano de la juventud, tiene
pensando a más de uno sobre cómo contrarrestarla o, en el “peor” de los casos,
adaptarse a ella.
No
es para menos. México ha despertado, pero aún está “modorro”, aunque no se debe
descartar que el resultado de ello pronto derivará en una revolución de las
conciencias (si no es que ya lo hizo) y esto debe ser tomado en cuenta como
precedente, asociado directamente a lo vivido durante la última parte de la dictadura
Porfiriana.
Pero
hay algo que destaca en nuestros tiempos y que en un principio fue demeritado
por diversos personajes de la política nacional: la influencia de las
plataformas globales de información como las Redes Sociales, las cuales han
demostrado su alcance convirtiéndose en la evolución de lo que en su momento
fue calificado como el parte aguas de la revolución francesa y calificado como
“El Cuarto Poder”: la prensa.
Y
es que la prostitución a la que se presta en México este elemento, al que
Edmund Burke acuñó el concepto de “artífice perfecto” del progresismo, dadas
las inmensas posibilidades que demostró en el siglo XVIII para colapsar las conciencias, pero del viejo continente, con el objetivo de acabar con los viejos
regímenes; hoy en día no otorga las garantías de credibilidad necesarias para
confiar ni respaldarse en busca de la democracia.
Sumado
a ello se encuentra la degradación de los tres poderes del Estado, cuya
influencia en la sociedad civil se laceró tras malos momentos que duraron más
de 70 años y después de un período de incertidumbre en el que más de 60 mil
muertes -la mayoría en estados gobernados por el partido que hoy “lidera” las
preferencias rumbo a la Silla Mayor- la insuficiencia de un sistema para
castigar y asegurar la permanencia de los sentenciados en las cárceles, así
como la desatención de otros asuntos medulares como la educación, salud y el
derecho de expresarse libremente; han encauzado un descontento que en la
actualidad decide emprender una nueva lucha, pero esta vez contra la ignorancia
que mantiene en cautiverio a la masa que distingue al país, de acuerdo con
diversos organismos nacionales e internacionales: la pobreza.
Al
respecto, son precisamente las Redes Sociales, en específico, a través de las
que la ciudadanía ha tomado las riendas del flujo de la información, con la
finalidad de aspirar a mejorar las condiciones de un país lastimado y para
muchos, humillado.
De
ahí que exista la posibilidad de reinterpretar definiciones como la de
“Gobierno-E”, en un principio entendido como “Gobierno Electrónico” y cuya
finalidad es aprovechar las tecnologías disponibles para fortalecer las
plataformas con las que deciden emprender la administración de una ciudad,
estado o país.
Esta
idea, implementada por países con un alto grado de desarrollo, pareciera que en
México se quiso entender como la manera de disuadir la percepción sobre el
potencial de los medios virtuales, como si se tratara de una broma de mal gusto
y la “E” se refiriera a “Enrique”, por ejemplo.
Pero
esta gente no contaba con las tremendas cifras que arrojarían varias fuentes
para el decisivo 2012, en relación a la cantidad de internautas que recurren a
la Súper Carretera de la Información como instrumento de información primario.
Tan
sólo en Veracruz -estado con uno de los tres mayores índices de pobreza y junto
al Estado de México y Oaxaca, con mayor cantidad de personas que tienen
credencial de elector vigente- de acuerdo con la Asociación Mexicana de
Internet (AMIPCI) el aumento de personas con acceso a Internet ha aumentado en
un dos por ciento, ubicándose en el cuarto lugar nacional en el rubro.
Asimismo,
la AMIPCI detalla que el aumento general de usuarios de Internet en México ha
sido del 5.7 por ciento, contando con un tiempo de conexión cuatro horas con
nueve minutos; 47 minutos más que indicó el INEGI en 2010. De estos datos
sobresale, además, que la conexión a través de smartphones o teléfonos
inteligentes aumentó 32 por ciento, teniendo acceso en cualquier lugar,
principal y precisamente a las Redes Sociales.
Estas
cifras, cabe destacar, son muy similares a las que con su debida proporción,
dieron a Barack Obama el triunfo en su primera elección rumbo a la presidencia
de los Estados Unidos de América: 30 por ciento de la población votante, de
acuerdo a mediciones oficiales, fueron influidos por la estrategia virtual de
quien ahora corre por la reelección en el vecino país del norte.
De
igual forma, se citan los ejemplos de Túnez, Egipto y Libia, donde estas herramientas
dotaron a ambos países del combustible humano para fortalecer las resistencias
contra sus respectivos regímenes, derivando en lo que todos conocemos como la
Primavera Árabe.
Entonces
¿qué pueden significar las Redes Sociales en un contexto como el nuestro? La
respuesta, desde luego, ya se puede percibir, pues dichas plataformas han
pasado de ser una alternativa de entretenimiento, a representar el surgimiento
del Quinto Poder que seguramente marcará la diferencia, si no en este proceso,
seguramente en el futuro de la nación a corto plazo.
SUI GENERIS
Ejecutivo,
Legislativo y Judicial, degradados, y un cuarto, prostituido, demuestran que “no
hay quinto malo”, convirtiéndose en factores que hoy en día han obligado a los
mexicanos a buscar una válvula de escape que legitime sus derechos, pero sobre
todo, satisfaga sus necesidades.
Para
ello, la globalización ha sido el sustento a través de las Redes Sociales, cuyo
poder de convocatoria e impacto mediático han superado el control de lastres
como la oligarquía y los monopolios, aunque falte el último y más difícil de
los pasos: hacer tangibles sus repercusiones, imponiéndose a una poderosísima
pero cada vez más decadente estructura de manipulación color carmesí, que
parece estar viviendo sus últimos momentos de efectividad.
Así
pues, no tendremos una cadena televisiva de efecto mundial como Al Jazeera,
que disipe el claustro de nuestros reclamos; tampoco nos desprenderemos con
facilidad de la “encuestitis” que padecemos, pero sí poseemos –y nos
enfrentamos- a Twitter y Facebook, que muestran su rotunda, y quizás
propositiva, imposición.
Pero
¡ojo! La aspiración consecuente de un apego sensato a la realidad, no debe ser
la obsesión por un cambio inmediato, sino la de sentar precedentes que sirvan en un
futuro, pues a partir de este año entramos a un período de elección constante
que será definitorio y basado en el modo en el que se dirijan las aspiraciones de los
mexicanos.
Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
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