Miguel Ángel Gómez Polanco
Qué caray: se invirtieron los papeles. Pagaron
“pecadores por justos” y México demostró que no es la propia justicia la que
está en crisis, sino el conocimiento de la Ley y su interpretación, quedando en el ridículo internacional en plena –y al parecer, eterna- coyuntura.
Así
es, amiga y amigo lector: la Ley se manejó al antojo de las entrañables
conveniencias que se decantaron por una mejora en las relaciones con un solo
país y no con el resto de las naciones con las que se tiene bilateralidad, así
como la conservación de ambientes internos en los que, por lo que se ve, pudo
haber favorecido a la comunidad judía en nuestro país (sin que suene
antisemita).
Ojo:
La Suprema Corte de Justicia de la Nación no dijo que Florence es o no culpable;
esto es tarea de un Tribunal Federal. Sin embargo, la esencia diplomática
adquirida por el caso, echa por la borda esta aseveración, así como la labor de
revisión Constitucional por parte de la Corte.
Incluso
la propia Cassez, con la libertad que le dio un proceso plagado de una
irregular validación del estado de Derecho, llega a su país de origen
calificándose más inocente que una paloma y haciéndola de “madame”, vislumbrado
que con Enrique Peña Nieto “México tendrá muchos logros”, mientras ni su propio
abogado, el heredero del erudito en
Derecho y exgobernador de Veracruz, Agustín Acosta Lagunes; alegó la inocencia
como tal, sino la vulneración a los derechos fundamentales de la francesa.
Vamos:
ni aplicando el Tratado de extradición de Estrasburgo se habría logrado
transparentar el caso y, aunque recurrir a esta medida hubiera sido viable, el
gobierno mexicano argumentó que “consentir a su traslado significaría autorizar
que otro Estado, de manera absolutamente injustificada, permita la reducción o,
incluso, la anulación de la pena a la que los delitos cometidos por Florence
Cassez en México le hicieron acreedora”.
¿Se
imaginan a Calderón lidiando con la intervención diplomática y/o de instancias
internacionales de derechos humanos, en un asunto que involucraba a una
extranjera? ¡No, virgencita, plis! Habría expuesto al país en otros temas, de
los que destaca, por supuesto, el que estigmatizó al panista: la violencia que
nos aquejaba (y aqueja).
Desde
entonces, Felipín se pasó por el Arco del Triunfo (irónicamente) el Artículo
Primero Constitucional que hoy se pretende modificar para que quede como
hubiera querido el expresidente en su sexenio y así no exhibir los sesgados derechos
humanos que le convenían.
Lo
anterior da un ambiguo resultado: en México padecemos un estímulo tardío de la
confianza. Los casinos, el IFE y Monex, Florence, así como Televisa aceptando
su participación en el montaje en su captura, producido por Genaro García Luna
y su entenado, Luis Cárdenas Palomino;
son algunas pruebas. Ante este escenario, debo confesar, ya ni veo con tanta
importancia que la Cuenta Pública tenga un desfase de año y medio.
Pero
también están los recovecos donde aparecen inconsistentes declaraciones de las
víctimas, Ezequiel Elizalde, Cristina Valladares e hijo (Christian), así como
el ajuste de cuentas contra el hermano de la protagonista, Sebastien, a través
del cual se enturbió la situación y donde un judío de nombre Eduardo Margolis
Sobol; poseedor de un “gran poder” en el sistema de seguridad del país y quien
habría tenido una relación incierta con Israel Vallarta antes de la detención; pudo
haber cimentado el andamiaje de un asunto político que sin cerrarse, marca uno
de los episodios más oscuros de la justicia en México y afianza la preocupación
sobre el cauce que se le da a los asuntos menores en el rubro.
Al
final, como dice el periodista e investigador Héctor de Mauleón: el único
secuestro claro fue el de la verdad, sobre una manipulación que ya se antoja
icónica.
SUI GENERIS
Y entonces, reaparece una de las empresas
con las que se repartieron las célebres tarjetas Monex por un monto de 70
millones de pesos, "Efra" (propiedad de Gabino Fraga Peña, primo de
¿adivinan quién?) con la cual, además, se
le relaciona al Consejero Sergio García Ramírez; sí, el mismo que de último
momento votó a favor de la indulgencia sobre el PRI en el mismo asunto,
logrando su exoneración.
Lo
peor: el IFE actúo dentro del -una vez más- viciado marco legal que se distingue
en la cultura mexicana, pues las posibles “maiceadas” se dieron al margen del
proceso, obviamente.
¿Sabe
a qué me refiero? ¿Se enteró de la decisión del IFE? Bueno, puedo entender si
su respuesta es negativa. Florence Cassez acaparó todos los reflectores
necesarios y quizás jugó el papel que el “Chupacabras” y la “Influenza AH1N1”
tuvieron en su momento.
Ese
es, señoras y señores, el “lado oscuro” del todavía inentendible y replanteado neoliberalismo.
Allá usted si le entra o se lo “guarda” para posteriores decisiones, sobre todo
en la urna.
Twitter: @MA_GomezPolanco
Facebook: Miguel Ángel Gómez Polanco
Correo electrónico: magomezpolanco@gmail.com
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