miércoles, 13 de junio de 2012

La "encuestitis mexicana" / Sui Generis: periodismo libre /


SUI GENERIS: PERIODISMO LIBRE
La encuestitis mexicana

El insufrible amuleto electoral ¿un instrumento determinante en la intención de voto de los mexicanos 0 profeta de la manipulación y arma de propaganda?

Por Miguel Ángel Gómez Polanco

“En mis encuestas, yo voy arriba”, “ahí están las encuestas; nadie puede negar quién es el puntero”, “las encuestas han perdido credibilidad”. Estas y otras frases se han vuelto recurrentes en el contexto electoral de México; país con una tendencia mitificadora, derivada de la incertidumbre inspirada por las instituciones y una élite gubernamental que ya no ve la suya para encontrar nuevos métodos de convencimiento, alejados de sus acciones como autoridad.
            Pero ¿en qué se basa la pretendida influencia de las casas encuestadoras? De acuerdo con Leo Zuckerman, en la investigación “¿Quién es quién en las encuestas?” publicada en marzo pasado: “El valor de las encuestas preelectorales es que predice quién va a ganar la elección. O, para ser más precisos, quién es el que tiene una mayor probabilidad de alzarse con la victoria”.
            No obstante, este poder predictivo se ha visto alterado debido a la efervescencia social que acontece en territorio mexicano actualmente. Las muestras de apoyo/repudio a la y los aspirantes presidenciales, han socavado las metodologías en las que son basadas las encuestas, para convertirlas en una arma electoral, por lo menos ante la percepción de las mayorías.
            A lo anterior se suma la reglamentación aplicada por el Instituto Federal Electoral para regular el impacto de estos consagrados amuletos electorales, pues de acuerdo con el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), las encuestas deben ser registradas (junto con la explicación del o los métodos para su aplicación) y detallar dónde serán publicadas, únicamente con el fin de mantener informado al órgano electoral. Es decir, no existe ningún marco legal para cuestionar su veracidad.
            Ante esta situación, la descalificación y/o aprovechamiento de los protagonistas en la carrera electoral, se ha convertido en una constante, prestándose las encuestas como un blindaje o, en su caso, como una manera de contraponer la concepción de autonomía en la población votante, generalizando su preferencia y apostando por infundir, en la mayoría de los casos, una suerte de resignación.

“Los contratantes”
El Artículo 44 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) indica que: “No será pública la información relativa a los procesos deliberativos de los órganos internos de los partidos; la correspondiente a sus estrategias políticas y de campañas electorales; la contenida en todo tipo de encuestas por ellos ordenadas, así como la referida a las actividades de naturaleza privada, personal o familiar, de sus afiliados, dirigentes, precandidatos y candidatos a cargos de elección popular”; he ahí el “problema”.
            Ante la falta de certificación para los resultados por parte del árbitro máximo de la contienda electoral, no se garantiza su certeza, además de tratarse de una muestra determinada a partir de métodos que han sufrido cambios que dependen en gran parte de quien las contrata. Incluso, la consejera electoral, María Marván Laborde acusó que “escasean datos de recopilación como vivienda, telefónica, etcétera; así como método de muestreo, tamaño de la muestra, fraseo de la pregunta, porcentaje que no contestó, nivel de confianza, rango de error estadístico e incluso fecha del levantamiento”.
            Asimismo, son varias de las propias casas encuestadoras las que aseguran que entre más cercanas se apliquen estás herramientas recopiladoras de opinión al día de la elección, el resultado será más fiel al poselectoral e incluso puede significar “una voltereta radical”.
Y es que como explica el abogado y analista electoral, Joel Vera Terrazas: “Las encuestas son sólo un parámetro de la tendencia que el votante tiene en un momento determinado, pero no son el reflejo de lo que acontecerá el día de la elección, pues son muchos los factores que pueden modificar los resultados de una encuesta, como lo son aquellas personas que participaron en la encuestas pero que no participaron en la elección; aquellos que al sufragar cambiaron de opinión o los que falsearon la información al ser encuestados”.
No dude, pues, de quién tiene la última palabra para elegir a quien gobernará México los próximos seis años y no precisamente porque una encuesta lo “prediga”.


EL DATO
-         De acuerdo con el Cofipe, tres días antes de la elección ya no pueden ser publicados los resultados de las encuestas de índole particular.

-         De acuerdo con la consejera del IFE, María Marván Laborde, hasta el mes de mayo, 16 empresas se habían registrado para hacer encuestas de salida y conteos rápidos el primero de julio.
-          
-         El IFE ha detectado múltiples deficiencias científicas de los sondeos; sin embargo, eso no ha sido impedimento para la publicación de supuestas tendencias.

-         La “dependencia encuestadora”: del 15 de diciembre al 9 de mayo se han difundido los resultados de mil 67 encuestas. En el mismo período, pero del año 2006, la cantidad fue de 57.

-         De las 44 últimas encuestas preelectorales, 32 acertaron al ganador, un 73% de efectividad. GCE, la empresa que más publicó, acertó en 10 de sus 13 encuestas. El Universal tuvo un récord perfecto en la predicción del ganador: cinco de cinco. Reforma, en cambio, le pegó a dos de cinco, una efectividad de 40%. De las cuatro encuestas de Consulta-Mitofsky, erró en una y acertó en tres (75% de efectividad). (Tomado del estudio “¿Quién es quién en las encuestas?” de Leo Zuckerman; marzo 2012)

-         En una encuesta aplicada en la red social Facebook durante mayo del año en curso (mes contemplado como la mitad de las campañas presidenciales), dentro de un universo de opinión de 1,080 personas; el resultado de dichas herramientas en la intención de voto a partir de la pregunta: “Para fines de investigación periodística: ¿qué tanto influyen las diversas encuestas electorales en su preferencia de voto?, fue de:

·         (65) Nada; las mantengo al margen de mi decisión
·         (12) Regular; las tomo en cuenta, pero no definen mi voto
·         (14) Poco; no creo en ellas, pero las tengo presentes
·         (15) Agregó respuestas como:
-         (9) Nada; para mí, la gran mayoría están manipuladas
-         (2) Estoy definido/a sin ellas
-         (1) Demasiado de ello depende mi voto
-         (1) A las oficiales que dicen en tv, no les creo nada
-         (1) Me interesan
-         (1) Mucho; en ello me baso para votar

Total de encuestados: 106 personas
Muestreo: aleatorio
Nivel de participación: 10%


¡Sígueme! @MA_GomezPolanco
magomezpolanco@gmail.com

No hay comentarios: