lunes, 11 de junio de 2012

VÍA CRÍTICA / La lengua (mordida) de Elizabeth


Miguel Ángel Gómez Polanco

Le confieso, antes de desarrollar este panfleto, que el tema sugerido para el mismo no resulta mayormente sorpresivo.  Los antecedentes del personaje en cuestión son prueba visible e irrefutable de la calidad de melcocha que distingue a esta multifacética dama que hoy preside el ayuntamiento de una ciudad lastimada y con curitas por todos lados, pero sin remedios que le borren las cicatrices.
            Elizabeth Morales García; la campeona de natación, estudiante obstinada e hija líder; locutora, conductora y manipuladora de empresarias de la industria óptica; hoy protagoniza un nuevo y lamentable pasaje que apuesta por el verbo para subsanar su futuro en la vida política, aunque no deja de sentar un nuevo precedente, de esos tan útiles en la innata cultura de la guerra sucia y las contra campañas que nos caracterizan a los mexicanos.
            Aún recuerdo aquellos tiempos en los que quien suscribe, cubría su fuente como precandidata a la alcaldía de Xalapa. La mujer era todo esplendor con los ingenuos fanseses que celebraban su postulación para dirigir los destinos de una ciudad fea, producto de la pésima gestión de un Bicho que hasta sin esposa se quedó. Así de grueso. Pero ella tenía en mente un embellecimiento que sin duda, ha cumplido (por innecesario que parezca) y eso era suficiente para ubicarla como la redentora de la ignorancia; casi mesiánica para la marginalidad (note los calificativos; recuérdelos)
            En otro punto, el entonces gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, se decantaba por su apadrinado para la Atenas Veracruzana. Era el heredero de una de las dinastías políticas con mayor arraigo en el estado: Américo Zúñiga, quien con un camino bien trazado desde antaño y auspiciado en gran medida por su gestión como secretario del Trabajo, Previsión Social y Productividad (abogado especialista en derecho laboral, a final de cuentas); se alzaba como favorito en la contienda interna -y para “la buena” también-.
            Pero la mujer estaba obsesionada y, ante la negativa de su gobernador, se saltaba la omnipotente jerarquía de quien fuera tío de todos los veracruzanos durante seis años, para llegar hasta la dirigencia nacional de su partido, el PRI, representada por la figura de Beatriz Paredes Rangel.
            “Yo soy la buena; mira mis encuestas”, se rumora que fue el argumento de Eli para convencer a la mandamás tricolor y que ésta ordenara a la inmediatez el reemplazo en el delfinario de aquellas elecciones, para la ciudad de Xalapa.
            Desde entonces, todo cambió. El dueño del “trono fiel” acató la orden en una legendaria reunión en conocido restaurante, la cual fue motivo de grilla reservada por un buen tiempo. ¿Quién se atrevería a publicar que alguien “inferior” le había “podido” al todopoderoso colorado? Pero eso sí: aplicó –como casi siempre cuando alguien lo increpaba- “la indiferente”, casi como bálsamo para su lastimado ego; restando apoyo a la rebelde figura televisiva (a quien poco le importó el hecho, pues ya tenía de su lado el consabido abuso de la necesidad) y mandó al indefenso Américo por una diputación segura, aunque resignada.
            El resto, ya la sabemos: arrasó con diferencia de 2 a 1, haciendo ver nada la histórica votación lograda por el PAN en Xalapa, mediante su más cercano perseguidor, Fernando Pérez Vignola. Después de todo, lo que le dijo a doña Betty, no era mentira; lo cuestionable es cómo lo logró.

SUI GENERIS
Pero ahí no acabó el desafío a su propia militancia y el hambre de poder. Habiendo pasado como diputada federal (de labor inconclusa) y después a la alcaldía ¿qué es lo más natural que siga?
            La respuesta llega con las acciones que hoy en día vuelven a poner en la mira a esta “tenaz” política, quien ha decidió no quedarse observando cómo el gobernador en turno se decide para “delfinear” a uno de sus homólogos de Boca del Río y Tuxpan,  Salvador Manzur Díaz o Alberto Silva Ramos, respectivamente.
No: la edil ya recurre al “arrastre” con el fuerte contendiente a la presidencia de la república, Enrique Peña Nieto, desatendiendo sus labores como presidenta de la caótica capital, para celebrar reuniones en conocido salón de eventos y coaccionar a sus empleados municipales, llamando a Andrés Manuel López Obrador “un enfermo de poder” y “falso Robin Hood” ¡así de gruesa! Pobre de su lengua.
            Además, se suma la versión que circula en varias áreas directivas del ayuntamiento xalapeño, en la que señalan que no sólo es el salón de eventos mencionado donde Elizabeth fragua su “plan a futuro” con el pretendido auspicio de Peña Nieto. De acuerdo con estas voces, también la casa de la alcaldesa, ubicada en la zona de La Laguna, municipio de Miradores; sirve como “cuartel” para dirigir la operación electoral a favor del presidenciable priista.
Incluso se dice que fue ahí donde se concibió, por ejemplo, una página en Facebook denominada "La República No Amorosa” (actualmente con más de 600 seguidores), en la que sus colaboradores más cercanos tienen que entrar a diario y poner “Me Gusta” en cada publicación, obviamente contra el tabasqueño.
Así pues, la lengua de Elizabeth debe estar tan mordisqueada por los calificativos que achaca al candidato del Movimiento Progresista y que ella misma practica a diario, pero aparte, por la nada cuidadosa forma de soltar información de este tipo y que hoy, confirma su naturaleza trepadora y abusiva.
¿Será esta la buena, después del despertar social que se vive, para que la ciudadanía por fin le voltee la cara?



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